Cuando pensamos en la vida y la
muerte, todos dicen que la muerte es el fallecer y dejar este mundo, mientras
que el vivir es simplemente seguir en este mundo, caminar, amar, movernos. ¿Pero
es así realmente?
Según Fromm uno de mis autores
favoritos manifiesta que esta opción tiene la característica de ser un
fundamental separador de aguas al expresar que: “No hay distinción más
fundamental entre los hombres, psicológica y moralmente, que la que existe
entre los que aman la muerte y los que aman la vida, entre los necrófilos y los
biófilos”. “El amor a la vida o el amor
a la muerte son la alternativa fundamental que confronta todo ser humano”.
La necrofilia va más allá de ser
una perversión sexual, e implica un odio activo a la vida.
La persona con orientación
necrófila se siente atraída y fascinada por todo lo que no vive, por todo lo
muerto: cadáveres, marchitamiento, heces, basura. Los necrófilos son individuos
aficionados a hablar de enfermedades, de entierros, de muertes. Empiezan a
vivir precisamente cuando hablan de la muerte. (Fromm 1966)
Las personas fuertemente
necrófilas son muy peligrosas pues son aquellas que odian, como los racistas,
son partidarios de solucionar los conflictos por medio de guerras, el
derramamiento de sangre y la destrucción. No sólo son peligrosos si alcanzan
altos cargos políticos también cuando ocupan un lugar cercano a los dictadores
o de gente con mucho poder, son los ejecutores de las ordenes, que aplican
castigo para someter a otros, aunque a veces es necesario tener algo de s necrofilia
para que así haya orden en esta sociedad,
que si no tiene alguien que controle e imponga reglas, se sienten vacíos, sin
saber qué hacer y podrían llegar a hacer actos delincuenciales, ya que no tendrían
valores, ni normas a las cual regirse.
Lo contrario a esto es la biofilia
que se caracteriza por el crecimiento de una manera estructurada, funcional, que
ama la vida, y la vida para ellos es utilizar su tiempo sabiamente, en cosas
que incremente sus conocimientos, de forma productiva, ya que se vive mientras más
aprendes.
Fromm rechaza estar hablando de
una mera abstracción o de un conglomerado de tendencias. De lo que se trata,
tanto con la necrofilia como con la biofilia, es de una “orientación
fundamental” que trasciende rasgos particulares y representa “una orientación
total, todo un modo de ser” (Fromm 1966).
En el caso de la necrofilia, “es
la orientación hacia la vida más morbosa y más peligrosa de que es capaz el
hombre”, es “una verdadera perversión” (Fromm 1966).
La biofilia se despliega
completamente en la orientación productiva, y “es movida por la atracción de la
vida y de la alegría; el esfuerzo moral consiste en fortalecer la parte de uno
mismo amante de la vida”(Fromm 1966).
Resulta pues que el hombre avanza
en la dirección que ha elegido, la de la
vida o la de la muerte, la del bien o la del mal.
Si bien existe, pues, un elemento
irreducible donde entra en juego la libertad de cada persona, hay factores
personales, de crianza, como sociales, que influirán en el desarrollo y la
intensidad en la adopción de una orientación.
Sólo una pequeña minoría es
totalmente necrófila, la inmensa mayoría tiene algunas tendencias biófilias aun
cuando sean débiles. Todos tenemos inclinaciones biófilias y necrófilas lo que
nos produce conflictos internos, el resultado de dicho enfrentamiento depende
de la intensidad de cada tendencia y también de las condiciones sociales que
reforzarán a una de esas orientaciones, además de los acontecimientos
particulares de la vida de cada persona.
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